El Corregimiento Villa del Rosario, más conocido como El Salado, está ubicado en el municipio El Carmen de Bolívar, dentro de la región de los Montes de María. En él habitan actualmente 500 personas, todas ellas víctimas del conflicto armado, quienes retornaron a sus territorios luego de uno de los más cruentos sucesos de la violencia colombiana, la masacre de El Salado.
Uno de estos campesinos sobreviviente de esos días de barbarie es Víctor Romero, quien huyó de esas tierras junto con su esposa y sus hijos en el año 2000. A pesar del desplazamiento forzado no se dejó vencer por las circunstancias, sino que durante varios años mantuvo su hogar gracias a las tabacaleras, emporios económicos que movían la dinámica comercial de El Salado.
En el año 2006 y buscando nuevas oportunidades de ingresos, Víctor conoció la Cooperativa de Apicultores Orgánicos Montes de María (Cooapromiel), un colectivo de trabajo asociado en el cual le abrieron sus puertas para que aprendiera del negocio de la miel, generara más y mejores ingresos económicos y creciera como ser humano. Tras varios meses de intenso trabajo, en 2007 Víctor se hizo socio de la Cooperativa y en este mismo año reunió esfuerzos con sus demás compañeros para comprar una bodega para el almacenamiento de la miel que producen, la misma que todavía hoy, 11 años después les sirve como sede, centro de acopio, procesamiento, almacenamiento transformación y empacado del producto terminado.
Estos 12 años de historia en la organización han servido para mostrar su vocación de líder y buen administrador de los recursos, al punto que durante los últimos dos años ha sido representante legal de Cooapromiel, un referente de la industria apícola en los Montes de María. Precisamente desde su rol como representante legal, y consciente de la necesidad de contar con recursos financieros para ampliar su capacidad de compra de miel a los productores de la zona, mejorar las condiciones de acopio y almacenamiento del producto y, así, satisfacer la demanda en los diferentes mercados a los cuales atienden, comenzó a buscar fuentes de financiamiento formal entre las entidades financieras presentes en El Carmen de Bolívar. Fue allí como la Iniciativa de Finanzas Rurales de USAID, que había detectado la existencia de esta organización y la importante historia de desarrollo social detrás de la misma, contactó a Opportunity International Colombia, una de las entidades aliadas del Programa, y les propuso iniciar un proceso de financiamiento de esta Cooperativa, haciendo uso de la metodología de financiamiento de cadenas de valor que el programa viene construyendo.
Esta metodología permite un análisis rápido de las condiciones financieras, administrativas, de gobernanza y de relacionamiento con el mercado de un eslabón de la cadena productiva y, a partir de allí, orientar con mayor asertividad la forma de acceso al crédito por parte del eslabón, los montos y esquemas de pago respectivos; asimismo, permite, a partir de este primer ejercicio, trabajar de la mano con la organización ancla (En este caso Coo|apromiel), para identificar a los productores de base o proveedores que también pueden requerir crédito productivo para generar fortalecimiento y sostenibilidad en la cadena de valor.
Fue precisamente este ejercicio el que se dio entre Opportunity y Cooapromiel con apoyo de IFR desde noviembre de 2016, lo cual se tradujo en la aprobación y posterior desembolso de un crédito por 30 millones de pesos para la Cooperativa en diciembre del mismo año, con lo cual se benefició la Cooperativa y los 40 apicultores que hacen parte de ella junto con sus familias. Asimismo, y gracias al buen manejo del crédito, en diciembre de 2017, justo después de pagar el primero, Opportunity les hizo un nuevo préstamo por 40 millones, el cual vienen pagando juiciosamente y con lo cual la entidad financiera les ha abierto las puertas para el acceso a crédito individual para los 40 productores.
Sin embargo, y manteniéndose en su filosofía de ser un líder que oriente de manera positiva a los miembros de la Cooperativa, Víctor afirma que aún no es momento de jugarse esa carta, pues es un dinero que quisieran tener disponible para el momento en el que se requiera aumentar el volumen de producción.
Para Víctor Romero, el haber conocido la producción de miel en la región que lo vio nacer, y posteriormente haber generado una relación de negocios estable con Opportunity International, le han permitido disfrutar del lado dulce de El Salado, muchos años después de los momentos tristes que tuvo que enfrentar.
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