Principales resultados de la Segunda Toma del Estudio de Demanda de Inclusión Financiera
demanda

La Segunda Toma del Estudio de Demanda, con resultados a corte de 2017, identifica a partir de las percepciones de los adultos y microempresas, avances, barreras y brechas en el acceso, uso, calidad y bienestar de los servicios financieros. Para esto, se realizaron 1.432 encuestas a adultos y 1.233 encuestas a microempresarios, mediante un muestreo aleatorio y estratificado con representatividad nacional.

En cuanto a los avances que se dieron frente a los resultados de 2015, se destaca el comportamiento del indicador de acceso a servicios formales financieros, el cual pasó de 67% a 77% entre 2014 y 2017, un crecimiento de 10 puntos porcentuales (p.p). 

Los servicios formales financieros incluyen aportes a fondos de pensiones, aportes a Beneficios Económicos Periódicos (BEP), depósitos de ahorro, cuenta corriente, CDT e inversiones financieras, crédito de entidades financieras y de cooperativas y seguros distintos a los planes exequiales.

Este dinamismo también se observó en todas las categorías sociodemográficas analizadas en el segundo estudio, en las que se registró un crecimiento en el indicador de acceso en todas las categorías de ruralidad, en hombres y mujeres, en los distintos grupos de edades y en la mayoría de estratos económicos:
 

  • Por clasificaciones de ruralidad: ciudades intermedias (crecimiento de 10 puntos porcentuales), ciudades y aglomeraciones (crecimiento de 5 p.p.) y municipios rurales (crecimiento de 5 p.p.)
     
  • Crecimientos por género: hombres (13 p.p.) y mujeres (8 p.p.)
     
  • Crecimientos por rangos de edad: 26-35 años (14 p.p.), 18-25 años (10 p.p.), más de 55 años (10 p.p.), 36-45 años (9 p.p.) y 46-55 años (9 p.p.)
     
     
  • Crecimientos por estrato socioeconómico: estrato 1 (17 p.p.), estrato 3 (7 p.p.), estrato 6 (7 p.p.), estrato 5 (4 p.p.) y estrato 4 (2 p.p.)

También se encuentran avances importantes en la evolución de las principales brechas en el acceso a servicios formales financieros identificadas en la Primera Toma. En particular, las diferencias en acceso son ahora menos marcadas entre los adultos pertenecientes a los estratos 1 y 6, los habitantes de la capital del país y las demás regiones y entre los adultos jóvenes y aquellos con más de 55 años. Por ejemplo:

  • Las diferencias en el acceso entre los estratos 1 y 6 se redujo en 13 p.p.
     
  • Las diferencias en el acceso entre la región Atlántica y Bogotá, D.C. se redujo en 12 p.p.

En cuanto a los productos de depósito se observó que cerca del 70% de las cuentas se abren por sugerencia del empleador, para el desembolso de un crédito o para recibir subsidios.

Frente al uso de los productos de crédito, se encontró que los adultos que se endeudan lo hacen principalmente para financiar su consumo. Además, la proporción de adultos con créditos cuya destinación es distinta al consumo, varía según el mecanismo de endeudamiento. Por ejemplo, el 30% de los adultos con tarjeta de crédito la usa para destinos diferentes al consumo.

Al preguntar sobre su relación con los canales digitales se encontró que más de la mitad de los colombianos tiene acceso a dispositivos tecnológicos para la realización de transacciones electrónicas; menos de un tercio los usan para enviar o recibir dinero, realizar pagos y dar uso a los servicios digitales ofrecidos por entidades financieras. 

Por categorías sociodemográficas (nivel de ruralidad, género, rangos de edad y nivel de ingresos) se observó que mientras que el 27% de los adultos que viven en ciudades usan servicios financieros digitales y sólo el 2% de los adultos viviendo en municipios rurales lo hacen. Por género, el 27% de los hombres y el 20% de las mujeres usan servicios financieros digitales.

Por otro lado, la incidencia del efectivo sigue siendo alta: cerca del 99% de los adultos y microempresas usan el efectivo para realizar algún tipo de pago:

    • Los pagos que más se hacen en efectivo entre los adultos son las recargas de minutos (95% de las veces) y los arriendos y la compra de alimentos (94% de las veces)
       
    • Los de menor incidencia del efectivo son la compra de electrodomésticos (74%) y los aportes a seguridad social (57%).
       

Sin embargo, la prevalencia del efectivo se reduce en la medida en que se tienen y usan servicios financieros formales:

  • Mientras que el 94% de los adultos sin servicios financieros formales hacen uso del efectivo para realizar sus pagos, sólo el 85% de los adultos con servicios financieros formales lo hace.
     
  • El 81% de los adultos que reciben sus ingresos en efectivo, hacen sus pagos usando este medio. Sin embargo, sólo el 24% de los adultos que reciben sus ingresos a través de una cuenta, hacen sus pagos en efectivo.

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